planta 13

La puerta se abrió con un siniestro chirrido. Lara se ocultó levemente detrás de él y asomó la cabeza sobre su hombro. Ante ellos había un piso aparentemente normal. Algo sucio y oscuro, es cierto, pero normal por lo demás. De su interior llegaba una voz suave que canturreaba una canción de cuna cuya letra no identificaron. James tomó de la mano a Lara y la condujo hacia el interior del piso.
Sentada sobre un sofá de tapicería azul oscuro, se encontraba una anciana, que peinaba con delicadeza los rubios cabellos de una niña muerta. Al oír sus pasos, la mujer se giró hacia ellos y los contempló con sus ojos ciegos.
- ¿Quién es?- susurró.
- Somos amigos. No queremos haceros daño.-dijo Lara.
- Yo soy mayor, y estoy ciega. No le tengo miedo al dolor, y tampoco a la muerte. Pero os pediré por favor que no toquéis a mi nieta-dijo, sonriéndole con dulzura a la niña muerta.- Hoy se ha enfadado conmigo, no sé por qué, y no me habla. Pero es a lo que más quiero en este mundo. Y aunque esté enfadada conmigo, me deja que la peine como todos los días. ¿No os parece adorable?
- Vámonos- susurró Lara. James la ignoró, a pesar de que ella ya le había cogido la mano y tiraba de él hacia la salida de la vivienda, sin conseguir moverle.- ¡Por favor!- insistió ella, nerviosamente.
- Estoy ciega, no sorda.-dijo la anciana, sonriendo con tristeza.- Sigo oyendo perfectamente.
- Vámonos. Ya- Lara articuló las palabras sin llegar a pronunciarlas. Levantó la escopeta y le apuntó con ella la garganta, mientras en sus ojos centellaba una furia asesina.
- ¿Por qué tanta prisa? -continuó la anciana.- Joven, quédate conmigo un ratito más. Además, déjeme darte un consejo. No deberías hablar sola. ¿O es que acaso hay alguien más contigo?- Se levantó y, a tientas, llegó hasta Lara antes de que ella pudiese negar la presencia de nadie más. La agarró del brazo y la arrastró hasta la cocina. Lara se giró antes de desaparecer por la puerta y le miró con los ojos llenos de terror.
El cuerpo de la niña, que ahora carecía de punto de apoyo, cayó hacia delante, golpeando el suelo con fuerza. James se fijó entonces en una desagradable herida que tenía en la cabeza.
Él comprendió algo en aquel preciso instante. No había pronunciado una sola palabra en el interior de aquella vivienda y, por tanto, la vieja no sabía que él estaba allí. "Si me voy sin hacer ruido..." pensó. Aquel pensamiento se vio atropellado por otro bastante opuesto "No puedo dejar a Lara sola con esta mujer".
Silenciosamente, James se deslizó hacia la cocina, donde Lara sollozaba excusas para que la dejase marchar.
- Mis padres me están esperando, estarán muy preocupados, debo irme...- decía, intentando desasirse. Sus ojos se iluminaron cuando le vio.-Ayúdame, por favor- vocalizó.
James entró en la sala y se situó junto a Lara. La rodeó con sus brazos y cargó con ella. La anciana miró a su alrededor, desorientada. James reparó entonces en el enorme cuchillo de cocina situado sobre la mesa.
- James no...- sollozó Lara, quien había mirado hacia el lugar en el cual su compañero tenía fija la vista.
James obedeció. Con Lara en sus brazos, corrió hacia la salida del piso, ignorando las súplicas de la anciana. Una vez fuera, cerró la puerta con un sonoro golpe. Dejó a Lara en el suelo. Esta se tambaleó hasta la pared, se apoyó en ella y se deslizó hasta quedar sentada. Se abrazó a si misma y rompió a llorar.
James se arrodilló junto a ella y le recogió con el dedo índice una de las lágrimas que rodaban por sus mejillas.
- Lara, Lara... ¿Tienes miedo?
- ¡Aquello era diabólico, James! -sollozó ella.- Aquella pobre mujer creía que su nieta aún estaba viva cuando en realidad lo único que quedaba de ella era un cuerpo inerte descomponiéndose... Ahora, cuando regrese al salón y se dé cuenta de que está tirada en el suelo, ¿qué creerá? ¿Que su nieta tiene calor? Esta bastante claro que aquí hay alguien que está intentando acabar con la cordura de las pocas personas vivas que quedan en este edificio. No quiero continuar. Quiero salir de aquí.
- Lara, es lo que estamos buscando, la salida.- le recordó James, con dulzura.
- Entonces, ¿porque no subimos hasta la última planta y buscamos allí? ¿No sería más normal encontrar ahí otra escalera o algo por el estilo?
- Sí, pero, ¿acaso es normal encontrarse dentro de un edificio sin puerta de entrada cuyos habitantes están locos o muertos?
Lara negó con la cabeza. James la atrajo hacía sí y la abrazó. Hasta entonces, Lara había mostrado una frialdad y un valor admirables, exceptuando, claro está, el momento en el que ella y James se encontraron. Él la había visto inspeccionando cuartos en los cuales habían encontrado cadáveres con el más horrible de los aspectos. La había contemplando moviéndose con naturalidad en escenarios macabros, incluso la había observado mientras ponía fin a la vida de aquel hombre que les había amenazado al poco rato de encontrarse. "No hay que tenerles miedo a los muertos, si no a los vivos" le había dicho a James en una ocasión. Ahora él podía entender aquella turbación tan grande que le había causado la anciana. Ella estaba viva.
James le dio un beso en la mejilla a Lara, se puso en pie y le tendió la mano.
- ¿Continuamos?
Lara esbozó una sonrisa y aceptó su ayuda. Ninguno de los dos soltó la mano del otro mientras se dirigían hacia la puerta contigua.
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Esto es de la misma historia que "Lo que está por venir (borrador)", pero no va a continuación... No sé cuando va xD
Hay cosas que (ahora) no tienen mucho sentido, pero es que mi mente trabaja a trompicones. Hacía tiempo que tenía ganas de escribir este texto. La escena existía incluso antes de que empezase a escribir nada.