4 de noviembre de 2009

Amanda Lee.

- ¿Y porqué la han ingresado?- dijo la muchacha, midiendo sus palabras.
- ¿Cómo has dicho que se llamaba?-preguntó la enfermera, con tono cansino.
- Amanda. Amanda Lee. Ya sabe, una chica rubia, muy alta pero delgadita...
- No recuerdo el nombre y el rostro de todos los enfermos que pululan detrás de esas puertas, querida.-forzó una sonrisa, se agachó y rebuscó en el archivador donde se guardaban las fichas de todos los pacientes de aquella unidad del hospital. Una vez hubo encontrado la que deseaba, alzó la vista de nuevo hacia ella.- Amanda Lee. Tendencia autodestructiva, anorexia nerviosa y depresión.
Cada una de aquellas palabras fue como una puñalada en el corazón de la pobre chica que aguardaba al otro lado del mostrador.
La enfermera le indicó que la siguiese y, juntas, se abrieron paso a través de un pasillo pintado de blanco que parecía interminable. Se detuvierton delante de una puerta marcada como la número 458. La enfermera llamó a la puerta y la abrió.
- Amanda.-dijo en un tono falsamente jovial.-Tienes visita.
- Si esa zorra hipócrita está aquí de nuevo, ya puedes decirle que se vaya a la mierda!-rugió la aludida.
- No, no es tu madre.-replicó- Es...
- Victoria.- susurró la chica.
- Victoria.- repitió la enfermera, en un tono de voz más elevado.
- ¿Victoria?- se extrañó Amanda. Su tono de voz se tornó estridente.
La enfermera se hizo a un lado para que la chica pudiese entrar en aquella lóbrega estáncia.
- Amanda -susurró Victoria-, oh, Amanda, ¿qué te ha ocurrido?
Tenía los ojos hundidos, rodeados de unas profundas ojeras. Su pelo había perdido aquellos destellos dorados que solía emitir con la luz del sol. Bajo su piel, de una blancura nívea, se insinuaban todos sus huesos.
- Victoria.-dijo ella. Estaba sujeta a la cama con correas.- Te parezco fea, ¿verdad? No, no es eso. Al menos, no es solo eso. ¡Te causo repugnáncia! ¡Lo sé por tu modo de mirarme! ¡Preferirías estar en el mismísimo infierno antes que seguir mirándome!
- No es cierto.-sollozó Victoria.- No es cierto, Amanda.
- ¡Me estaba hundiendo en un pozo oscuro sin fondo y tu no hiciste nada para impedirlo! Tu, como de costumbre, solo te preocupaste por tí misma.
- No es verdad.-gritó Victoria.- Joder, Amanda, ¡no es verdad!
Después de aquel chillido, ninguna de las dos volvió a hablar. Amanda tenía los ojos clabados en Victoria, como si pretendiese dañarla de un modo físico. Victoria se había cubierto el rostro con las manos para atrapar las lágrimas que rodaban por sus mejillas.
Unos minutos después, la enfermera hizo salir a Victoria de la habitación, alegando que su presecia alteraba notablemente el estado de la enferma.
Al llegar al extremo opuesto del pasillo, se detuvieron.
- ¿Va todo bien? -le preguntó.
Victoria, que tenía un nudo en la garganta, negó con la cabeza mientras trataba de ocultar sus lágrimas.
- Amanda se recuperará.-le aseguró.- Tranquila, no hay nada que el tiempo no cure.
Y Victoria se marchó del hospital con el corazón destrozado sabiendo, además, que todas las acusaciones de Amanda eran ciertas.

2 comentarios:

Lou dijo...

Me he perdido y me he liado mucho. Muchísimo diría yo.
¿Quién cojones són estas, que relación tienen y sobretodo, qué relacion tienen con Christine y su hermana?

Lyra, me lías xD
(L)

^^CRISTINA^^ dijo...

laiaaa!!
me encaanta!!
sabes k soi tu fan!!!
esk me encanta cm escribes...es tan...aish!!!!

me encaaantaa!!

tQm
KISSES