- Mierda-susurró ella al despertar. Se pasó la mano por la frente, al tiempo que se apartaba el pelo de la cara.
Se incorporó y dio un rápido vistazo a su alrededor. Se hallaba en una habitación que le resultaba terriblemente familiar; concretamente, en el baño de su piso -que no era legítimamente suyo, pero eso a ella le daba igual, porque era donde vivía-, tumbada en el suelo.
Torció el gesto.
Abatida, volvió a dejarse caer. Segundos más tarde enderezó la cabeza de nuevo. Había algo, a escasos centímetros de su brazo, que llamó su atención.
- ¿Qué coño es esto?-masculló. Lo tomó entre sus dedos y se lo acercó a los ojos. Le costó enfocar la vista pero, cuando lo logró, emitió un gemido de dolor. Lo que sujetaba era un cuchillo, y ella, inocentemente, acababa de hundir los dedos índice y anular de su mano izquierda en la hoja del mismo. Lo dejó caer, preocupándose por las heridas que se acababa de causar.
Le costaba horrores mantenerse erguida, así que se dejó caer sobre un charco de sangre que se había formado junto a ella, en el suelo.
"Esta sangre no es mía" pensó. "Es imposible que un simple corte en la yema de los dedos sangre tanto"
Alzó la mirada. Se incorporó y retrocedió, horrorizada.
"Oh, Dios mío. Dios mío. He matado a alguien."
Se puso en pie con dificultad, apoyándose en la pared y el pomo de la puerta.
Se mareó y cerró los ojos. Los abrió unos segundos después y contempló su semblante ensangrentado reflejado en el espejo. Se pasó la mano, de nuevo, por el cabello.
Podía seguir viviendo con la idea de que era una asesina. Es decir, no era algo agradable, pero no era en lo que estaba pensando cuando se agachó para coger el cuchillo del suelo y se dispuso a clavárselo en el pecho.
Durante un instante, se sintió casi dichosa. Era una mujer valiente y, por fin, iba a hacer algo con lo que siempre había fantaseado.
Tomó impulso mientras cerraba los ojos con fuerza. Respiró hondo. Le dedicó su último pensamiento al causante de su desdicha. Sacudió la cabeza y sus brazos perdieron determinación. La culpa de no haber sido feliz era suya y de nadie más. Se odió todavía más por ello. Y volvió a estar dispuesta a acabar con su vida.
Un chirrido la sacó, bruscamente, de sus cavilaciones. Alguien estaba abriendo la puerta. Se sobresaltó y el cuchillo cayó al suelo.
Salió del cuarto de baño, siempre apoyada en la pared. Pudo ver como una silueta se dirigía hacia ella. Se dejó caer al suelo de el dormitorio de sus tíos, con quienes vivía, y lo que encontró allí le heló la sangre, le revolvió el estomago y la hizo retroceder.
Estaban muertos. Y estaba segura de que había sido ella quien les había arrebatado la vida.
Mientras tanto, la silueta se encontraba a escasos centímetros de ella. La cogió de los hombros y la sacudió.
Aclaración: si algunos de vosotros aún no habeis adivinado quien es el personaje protagonista de este texto, os diré que es una chica que ya ha aparecido en tres ocasiones, únicamente en esta "tira" (lo que está por venir). ¿Lo teneis?
2 comentarios:
OoOoOoOoHhHhH!!!!
Me a encantado la historia!!!
Y la chica que se keria kitar la vida k no sea tonta y siga a lante que ella puede!!!^^
Petons!!!!
Christine? si no es así no me acuerdo de su nombre, pero sé a quien te refieres.
Vale x2 comentarios...
¡perdón por no comentar en el otro!
Me los leo igual, eso no lo dudes!
1 gota... que sean dos (L)
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