10 de diciembre de 2009

Christine (IV)


Cuando la enfermera se dignó a aparecer, Christine estaba a punto de ponerse a gritar de pura rabia. Le hablaba a Amanda sin que ella le prestase la menor atención, y eso, aunque no lo quisiese admitir, la sacaba de sus casillas.
- Lléveme a ver al responsable de esto.-exigió.- Yo no estoy loca.
La enfermera se rió bajito y la condujo por un pasillo de paredes de un blanco inmaculado. Christine se llevó una desilusión enorme al ver que la puerta que conducía a la salida estaba con pestillo y llave desde el otro lado. A su izquierda había un sinfín de puertas, de las cuales colgaba una placa metálica que indicaba el número de la habitación. A su derecha, unas ventanas enormes mostraban un jardín por el cual paseaban algunos enfermos que las miraban con expresión ausente.
Al final del pasillo se toparon con una puerta de mayor tamaño. La enfermera llamó, asomó la cabeza y dijo:
- ¿Doctor? Una mujer no loca viene a verle.
Christine oyó como se reían y se clavó las uñas en la palma de la mano.
La enfermera la empujó al interior de la estancia y se marchó. Christine tomó asiento delante del escritorio.
El doctor era un hombre de treinta y muchos, cabello castaño oscuro y ojos verdes que ocultaba tras unas gafas rectangulares.
- Dígame porqué estoy aquí.-inquirió.
- ¿Quien es usted?-dijo, mirándola por encima de las gafas.
- Christie Aidemme.-respondió, tajante.
- Yo soy el doctor John Woodhouse, encantado de conocerla.-le tendió una mano que Christine no aceptó.-Una persona normal la habría estrechado. Eso, y el hecho de que usted intentase suicidarse, son motivos más que suficientes para encontrarse entre las paredes de un manicomio.
- Yo no intenté suicidarme.-dijo Christine, desconcertada.
- ¿Ah, no?-dijo él, alzando las cejas para fingir sorpresa. La tomó de la mano izquierda y atrajo su muñeca hacia sí. Le subió la manga de la camiseta y dejó al descubierto una herida, la cual había recibido puntos, que iba desde la muñeca hasta la altura del codo.
Christine ahogó un grito.
- Doctor Woodhouse...
- John, por favor.
- Está bien. John, yo no me intenté suicidar, pero porque soy una cobarde. En lugar de eso, intenté matar a mi hermana gemela, y ahora mismo todo el odio y envidia que sentía hacia ella ha dejado de tener sentido. Sigue ahí, pero ya no tiene sentido. Nada tiene sentido. Ni siquiera soy capaz de imaginarme por qué ellas le mintieron. Aunque lo más seguro es que usted, John, no me crea, porque, al fin y al cabo, yo estoy aquí dentro y ellas están fuera.
Christine se puso en pie, colocó bien la silla en la que se había sentado y se dirigió hacia la puerta. La misma enfermera de siempre la acompañó a su habitación, y Christine ni siquiera se dignó a mirarla.
- ¡Vaya...!-susurró John cuando el portazo dejó de resonar entre las paredes de aquella habitación.


He releído este texto tantas veces que ya no se ni que és lo que espero de él (y seguro que estas palabras no las habeis escuchado nunca, verdad?).

7 comentarios:

Anónimo dijo...

uau... 14 años??... pue sigue escribiendo, lo digo muy en serio..

Leex dijo...

Mola!!!!
Me a moladooo un montoooonnn!!!
^^
Bueno besoss(k dificil es intentar estar bn)

Lou dijo...

Me gusta :)
No tengo nada más que decir ^^'

(L)

Bea.Gilabert dijo...

uoouuhh me encanta comoe scribes enserio! un besito! y te sigo :)

Alba López dijo...

Oins Oins Oins Laia (L)
a mí tu blog también me encanta :) y también he tenido abandonado un poco esto a causa de los exámenes... pero ya soy libre ;)

Un besazo, te quiero!

Leex dijo...

Tia va ganando el k no te gusta!!!!xDxD

Bea.Gilabert dijo...

graciiaas!:) un besito:)