Verónica se cepilla la melena frente al espejo, con movimientos casi rítmicos. Deja el cepillo sobre el tocador y se maquilla los ojos y los labios cuidadosamente. Entonces se pone en pie y se viste con las ropas que previamente había sacado del armario. Algo sencillo y sobrio: una blusa y unos pantalones negros. De todos modos, ni siquiera tiene intención de salir a la calle, pero detesta la idea de pasarse el día en pijama.
Se dirige a la cocina descalza. Extiende la mano hacia el tarro en el que guarda sus maravillosas píldoras de la felicidad y se las toma acompañadas de un sorbo de agua. A Verónica le gusta la idea de tener la felicidad guardada en un tarro, pero ojalá no la necesitase.
A pesar de la insistencia de Verónica en que no fue un intento de suicidio si no un accidente, el médico le ha aumentado la dosis.
Verónica hace café y desayuna sin prisas y en silencio, sin encender la radio o la televisión. Tras fregar la taza y la cuchara que ha utilizado, se acerca a la jaula de Bowie. Bowie es su hurón, al que cuida desde hace algo más de un año. Su exmarido le dijo una vez que intentar substituir a su hija Olivia por aquel animal era ‘lo más patético que podrías haber hecho, Verónica’. Verónica cree que su exmarido es idiota por creer que ella tiene una mascota para substituir a la hija que él mismo le ha arrebatado. Saca al hurón de la jaula, se tumba en el sofá y deja que el animal se acurruque junto a ella.
‘¿Y ahora que se supone que tengo que hacer?’
Desde que ha salido del hospital, Verónica no ha vuelto a pisar la calle. Se ha encerrado en su casa y deja las horas pasar. No tiene ganas de leer, ni de ver películas, y esa pregunta no cesa de golpearle la mente. ‘Que se supone que tengo que hacer?’. Necesita con urgencia que alguien se lo diga.
De repente, Bowie levanta la cabeza y salta al suelo. Corre hacia la habitación de Verónica y se esconde debajo de la cama, detrás del cajón en el que Verónica guarda todos sus zapatos. La dueña del hurón se levanta y se acerca a él.
- ¿Dónde te crees que vas, David Bowie?
Se arrodilla en el suelo y estira la mano derecha para intentar coger al animal.
- Debería darte vergüenza hacer que me agache, con lo mayor que estoy.
Cuando Verónica roza la cola del hurón con los dedos, este vuelve a salir corriendo, esta vez hacia la puerta del balcón que, por fortuna, está cerrada. Se detiene delante de la misma, arañándola con las patas insistentemente.
- ¡Te pillé!-dice Verónica, triunfal. Coge al animal en brazos y sale al balcón. Durante unos instantes, mira fijamente la cafetería francesa que se ha instalado delante de su casa hace cosa de una semana: La Papillon Noir.
Una idea comienza a crecer en su cabeza. La respuesta a su pregunta, claro. Deja a Bowie de nuevo en su jaula, se calza y sale de casa. Quizás es buena idea. No puede evitar sonreír.
El anterior texto, también de Verónica, estaba escrito en pasado por error. Ya está en presente, como el resto de su historia (:
3 comentarios:
Cafeteria francesa...pues como hayan muchas francesas se pondrá histérica e.e I like it! como siempre xDD Y al final ayer me fui a dormir a las 2 escribiendo, pero un nuevo personaje que no tiene un 'pasado oscuro' como los otros (trato mal a mis personajes xd)Y bueeeno ya habalremos de amores no reales con pelo rojo :B
(L)
Ö baer qe va a hacer ahora no laio? xD
-anonimoo lidiuuu!
*aber no baer jajaja tengo tanto interes en saber q va a hacer q me pongo nerviosa y todo :$ xD
-anonimo lidiuu
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