14 de julio de 2010

Así de sencillo.

Christine abrió los ojos. A su derecha, Amanda dormía de espaldas a ella. Le hubiese gustado saber que hora era, pero no había ningún reloj en la habitación. Sabía que era de noche, la ventana estaba abierta y la única luz que entraba era la de las farolas de la calle.
Entonces clavó la vista en las dos fotografías que Amanda tenía pegadas en la pared: una de ellas mostraba a la modelo Kate Moss, la otra a Ian Curtis, el vocalista de Joy Division. Ambos miraban fijamente a la cámara y tenían un cigarrillo en la mano, cerca de los labios.
“Lo que daría ahora por un puto cigarrillo”, pensó Christine. “Tu también podrías pegar alguna foto en la pared. Si, pero cual.”
Christine solía hablarse a si misma. Se hacía preguntas en segunda persona, como si se las estuviese planteando a alguien que no fuese ella. Y entonces se las respondía. Así de sencillo.
Hacía muchísimo calor y a Christine le costaba respirar. Sentía una presión en el pecho que sabía que solo podría aliviar de una manera: gritando.
Intentó distraerse para evitarlo. Christine sabía que despertar a medio hospital a base de gritos no era una buena manera de procurar que la soltasen pronto. Y ella quería salir.
Respiró hondo. O al menos lo intentó.
“Vamos a ver… Kate Moss. ¿Cómo sabes que es ella? Si tu no tienes ni idea de moda. Pero la conoces. Seguro que estuvo con actor o músico famoso, porque si no…”
Silencio.
“Vamos Christine, con quién.”
“Me ahogo.”
“Con quién.”
Entonces gritó. Golpeó la cama con los talones y la pared con los puños. “Quiero salir, quiero salir”, gritaba.
Amanda se incorporó bruscamente, con los ojos muy abiertos. Estaba asustada.
Christine estaba enfadada porque estaba encerrada en un hospital psiquiátrico, hacía calor y no sabía con que actor o músico había estado Kate Moss.
Se arañó los brazos y se tiró el pelo. Las lágrimas le caían descontroladamente por las mejillas y Christine las recogía con violencia.
En ese momento, la puerta se abrió y una enfermera entró en la habitación. Se encontró con Amanda cubierta enteramente por las sábanas, hecha un ovillo, y con Christine dándole golpes a todo lo que le quedaba cerca.
En cuestión de segundos dos enfermeras más entraban en la estancia. Una de ellas llevaba una inyección en la mano.
- Tranquila, tranquila, no pasa nada -dijo la enfermera rubia.
- ¡No me digas que me tranquilice! -gritó Christine, poniéndose en pie.- ¡No me digas que no pasa nada! ¡Estoy en un jodido manicomio!
Unas manos le inmovilizaron los brazos desde detrás. Otras le sujetaron las piernas para evitar que golpease a alguien con ellas. La tercera enfermera le clavó la inyección en el antebrazo. Christine se debatió durante unos segundos. Luego se fundió en brazos de las dos mujeres que la sujetaban.

2 comentarios:

Neus dijo...

yo se con quien estubo Kate Moss, con Johnny Depp e.e Me gusta la forma con la que se comporta Christine, aunque de esa forma la gente del hospital pensará que está loca de verdad. Así de sencillo, me encanta!

Arita dijo...

Extrañaba a Amanda, aunquee hoy no ha hecho mas que asustarse uu'