30 de diciembre de 2010

Porque las flores bonitas con nombre estúpido eran naranjas.

Imaginad el día más frío que la habitualmente cálida y soleada Barcelona pueda ofrecer. Lluvia y viento golpeando las ventanas, charcos creciendo en las calles. Por escenario, tomad una de las calles que unen Portal de l’Àngel con Les Rambles. La calle de Santa Anna, para ser exactos. Como protagonista, tenemos a una chica de unos veintipocos, pelo castaño, ojos tristes, en fin, nada del otro mundo. Añadid un gato sin dueño vagabundeando entre las luces y el frío que bañan Barcelona. 
Ann, la chica de los ojos tristes, tuerce a la izquierda y entra en la plaza Santa Anna, uno de los muchos y encantadores rincones secretos que ofrece Barcelona. Allí nos encontramos con un hombre que vende flores, un claustro y una iglesia que Ann nunca ha visto abierta. 
Ann se coloca bajo un balcón para cubrirse de la lluvia. Comienza a tararear una canción de Yann Tiersen muy bajito. La música de ese hombre encaja perfectamente con la cadencia del sonido de la lluvia sobre los adoquines. Ann sonríe. Finalmente, añade letra a la música, haciendo aflorar su acento francés que el paso de los años ha ido puliendo hasta hacerlo desaparecer prácticamente por completo. De hecho, sólo tiene acento francés cuando canta en inglés.
- And don't be afraid of what they'll say, who cares what cowards think, anyway, they will understand one day, one day.
Ann arrastra los pies hacia los coches que hay aparcados junto a la tienda de flores. Le ha parecido ver un gato escondiéndose bajo las ruedas de uno de ellos. Ann se arrodilla junto a él y chasquea los dedos varias veces mientras llama al minino haciendo un ruido similar a "bssbssbssbssbss...". El gato se acerca a ella lentamente. Cuando está lo suficientemente cerca, le huele los zapatos y se frota contra sus rodillas. Ann le acaricia el lomo y le rasca detrás de las orejas, y el gato comienza a ronronear. Es blanco, con manchas atigradas sobre la cabeza, el lomo y la cola. Ann lo coge en brazos y se acerca a la parada del hombre que vende flores. Después de un saludo breve, lanza su pregunta:
- ¿Sabe si tiene dueño?
El hombre niega con la cabeza.
- No, que yo sepa. He visto que a dueños del restaurante de la calle dándole sobras alguna vez, pero no es suyo -con una mano, señala una puerta situada detrás de los coches, dándole a entender que es la salida trasera del restaurante.
Ann mira las flores en silencio. El gato no da señales de querer marcharse.
- ¿Cómo se llaman éstas? -pregunta, de golpe.
- ¿Éstas? Narcisos.
¿Narcisos? Qué nombre tan estúpido para una flor tan bonita. Ann se esperaba algo más... ¿Más qué? No lo sabe ni ella. Después de un minuto que se les antoja eterno, Ann da las gracias al hombre que vende flores por su ayuda, cubre al gato con su abrigo y se marcha.
- Te vas a llamar Naranjín -susurra.
Naranjín. Porque las flores bonitas con nombre estúpido eran naranjas.

2 comentarios:

Neus dijo...

Narcisos, un ex-profe realmente loco que tenía el año pasado que hablaba de cosas de muertos (guay!), habló de ellos un día o los mencionó si no me acuerdo mal e.e Me alegra de haber estado ya en 2 lugares por donde anda Ann :3 Keep writing 666 <3

Lou dijo...

Me encanta Ann. Aunque no me apasionan los narcisos... la verdad es que no me gustan.
Bueno, qué más da, mientras me guste lo que escribes ya basta ¿no?
Y como es así, como sigue siendo así, te felicito again.
Me encanta :)