5 de enero de 2011

11.11.1996

El 11 de noviembre de 1996 es un día soleado. 
Bea hace funambulismo sobre nos zapatos con los que nunca ha aprendido a caminar. Pero ella siempre había sido una valiente. En eso no ha cambiado. Cuando abre la puerta del café, unas campanitas tintinean sobre su cabeza. Camina hasta la última mesa que tiene una ventana junto a ella y se sienta allí.
Óscar, el camarero, la mira fijamente mientras seca un vaso que hace rato que está seco. Ismael, el otro camarero, aparece al lado de Óscar tras oír sonar la alarma que le indica que su amigo se ha vuelto a quedar prendado de una chica a la que, probablemente, no le dirigirá la palabra en su vida.
- Tiene los ojos más azules que he visto en mi vida.
- ¿Quién?
- La de la mesa 36.
- ¿Los ojos más azules que habías visto en tu vida no eran los de Ángela?
- Esa llevaba lentillas y, encima, eran verdes. Vaya zorra.
- ¿Que una chica lleve lentillas de color la convierte en una zorra?
- Calla, idiota, sabes que no lo digo por eso. 
Óscar sigue secando el vaso con insistencia. Tras unos segundos de silencio, pregunta:
- ¿Quién es?
- Beatriz Rodríguez. La recepcionista del loquero que de la calle de enfrente.
- No es un loquero, es una clínica. Los locos vienen, confiesan y se van. ¿Cómo lo sabes?
- No preguntes, limítate a creerte lo que te digo. Entonces, ¿hay locos sueltos por la calle?
- Mírate, tu eres uno de ellos.
Segundos de silencio. Óscar deja el vaso en la estantería y suspira. 
- Está mirando hacia aquí, vamos, ve a atenderla.
- No va en serio -dice Ismael, alzando una ceja.
- ¿Qué quieres que haga?
- Que estampes la mejor de tus sonrisas en tu cara de idiota, te acerques a ella y le digas que aproveche para pedir la copa de helado más cara de la carta, que invita la casa.
Óscar suspira. Ismael le da un empujón nada disimulado que le obliga a abandonar su escondite tras la barra y le observa mientras camina hacia Beatriz.
- ¿Ya sabes lo que vas a tomar? Por ser tú y porque hoy es once de noviembre, invita la casa.
Beatriz sonríe y mira a Óscar a los ojos.
- ¿Debería entonces aprovecharme de esto y pedir la copa de helado más cara de la carta?


Y la muy zorra lo hizo. Pedir la copa de helado más cara de la carta, quiero decir. Óscar nunca sabrá si fue porque oyó su breve discusión con Ismael o si se trata de otra casualidad, como el hecho de que, cuando eran niños, sendos futuros estaban situados por encima de la estratosfera. 

3 comentarios:

Neus dijo...

se me pone la piel de gallina con tus historias chica ;_; jajajjaa me estan empezando a gustar estos personajes j3j3j3j3 ya te estas dando a prisa a escribir el siguiente capitulo e.e

Anónimo dijo...

ooooooh! me has hecho una persona feliz hoy! :D el mejor regalo de reyes :3 mee encanta laia ahora sinceramente me da igual de quien escribas porque me gustan todos los personajes pero quiero prontito mas textos de estos que me hacen tan tan y tan feliz :D

TEQUIERE,TU ANÓNIMO LIDIU

Lou dijo...

Tranquila, no me extraña que no encontrases mi blog... jajaja
Y me alegra que te guste, a mi tampoco es que me convenza mucho peeeero... intentaré colgar algo más, que ya me empiezo a desesperar porque todo lo que escribo no lo veo "idóneo" como para colgarlo en el blog (vamos, que lo veo malo).
Pero bueno, necesito un empujoncito...
Espero seguir escribiendo.
Hágalo usted también porque, vaya, se te dan bien todos los personajes chica...
¡explótalos! :)