10 de diciembre de 2010

Y su corazón se diluye en las calles de los alrededores (II)

La miro sin saber qué decir. Me pasa siempre que la tengo delante. Con la gente tartamudeo, con ella no sé que decir. Asiento con la cabeza cuando sus palabras ya han huido de mi mente.
Ann me toma de la mano como el día que la conocí, y me guía hasta una plaza perdida en los alrededores de la catedral que conozco pero soy incapaz de encontrar por mi mismo. Antes de reconocer la fachada trasera de la catedral de Barcelona, con sus muros de piedra ennegrecida por el paso de los años, escucho una voz. La voz de Mer, frágil e incorpórea, de cristal. Es la voz de una soprano a la que no cuesta imaginar cantando en la ópera de París.
Cuando la veo, me pregunto cómo es posible que unos ojos tan hermosos puedan estar ciegos. Son del azul más increíble que he visto nunca, del mismo color que el cielo en un día despejado. Pero su actitud ya demuestra que es una persona que siempre ha vivido a oscuras: canta con la vista fija en algún punto del cielo, a penas parpadea y mueve los brazos en gestos que pueden leerse como la desesperada búsqueda de algo que ver con las manos.
Unos metros por detrás de ella, con el cuerpo encogido y abrazándose las rodillas, hay una chica que no tiene más de quince años. Ann me dijo después que se llamaba Lucinda, pero que todos la llaman Lucy. En realidad, solo Mer la llama Lucy. El resto de la gente no la llama de ninguna manera. Lucy es piel y huesos, y su rostro es el de las personas que llevan mucho tiempo sin ver la luz del sol.
Las observamos desde cierta distancia hasta que Mer deja de cantar. Lucy clava sus ojos en nosotros, como un gato. Cuando la voz se esfuma, Ann se acerca a su amiga, le sujeta una mano entre las suyas y dice:
- ¡Hola Mer! -y sonríe para una persona que nunca podrá ver su sonrisa- Quiero que conozcas a alguien. Se llama Jack y está a un paso de ti.
Mer sonríe y se gira hacia ambos lados. Hay algo inquietante en el modo que tiene Mer de mover los brazos. Como si fuesen sus ojos.
Su mano derecha se topa con mi pecho. Se vuelve hacia mi. Sonríe. Tengo la impresión de que Ann le ha hablado de mi. Mer alza las manos.
- ¿Puedo leerte el rostro?
Miro a Ann sin saber qué responder. Ella sonríe y susurra "adelante". Mer tiene los ojos muy abiertos y no pestañea.
- Sí, claro -mi respuesta tarda tanto en llegar que parece que se ha perdido por el camino.
Las manos de Mer me acarician el cabello y se detienen en la nuca. Vuelven para reseguir las cejas y, entonces, Mer sonríe.
- Cierra los ojos, por favor.
Le hago cosquillas con las pestañas en la yema de los dedos. Dibuja círculos en mis mejillas y se desliza por el puente de mi nariz. Posa el índice y el dedo corazón en mis labios. Por un momento, creo que va a besarme. Entonces reparo en unos ojos que me miran con odio desde detrás de Mer. Mer sonríe y rodea a Lucy con los brazos.
- Qué suerte tengo, creía que no iba a volver a ver algo así jamás. Me sorprendió cuando conocí a Ann, pero tú eres igual. Desprendéis luz. Y yo puedo ver esa luz. Soy afortunada.

4 comentarios:

Neus dijo...

Ann&Jack los adoro :3 Ahora que ya he visto St Felip Neri me imagino a Ann cantando cerca de la fuente mientras un hombre hace fotos con flash lalalalala jajajajajjaa xDD

Anónimo dijo...

oooooooooooh! me encanta laia :3 dios esque escribes taan y taan bien.. enserio te lo dice un ratón que sabe mucho de esto..

TQ, ANÓNIMO RATONCIN xD

Anónimo dijo...

Bleeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeh, solo voy a decir que has escrito incorporeos.

Amo a los incorporeos.

Nescientes -> Heartless <-> Incorporeos.


Te quiero 8 estomagos.

Lourdes dijo...

Oh God, llevaba tiempo sin pasarme por aquí. Ya sabes, el bachiller que me ocupa demasiado tiempo...
Estaba perdida entre letras del libro de Castellano y al leer "Ana" he pensado... ¡ANN! Y aquí me tienes, entrando a propósito en tu blog para ver si habías publicado algo desde la última vez que entre... ¿Y qué me encuentro? A mi sorpresa, tres textos.
Tres textos geniales, que enganchan, como los de antes, y con personajes nuevos.
¿Sabes lo unico que... así asá? Que encuentro a las chicas demasiado iguales, ya sabes, pálidas, delgadas, huesudas... supongo que será tu rasgo distintivo en tus textos. Sí, siempre que leo a alguien así, suele ser un personaje tuyo.
Bueno, lo dicho, te lo repito hasta que te canses y algún día me digas que me calle:
No dejes de escribir. De verdad.

PD; Espero que te vaya todo genial, ya hablaremos y me cuentas... y a las malas, hazme sitio estas Navidades a ver si llenamos un día :)