18 de enero de 2011

Dolía verla sonreír así (parte I)

- Odio la lluvia.
Miré hacia la izquierda. Ni siquiera la había oído venir. Tenía los codos apoyados en la baranda de su balcón, separado del mío por una mampara de cristal translúcido. Me había sentado en una silla para ver llover con la barbilla apoyada en la baranda. No dije nada. Yo adoraba la lluvia.
- Es deprimente -añadió.
- A mi me gusta. Me parece romántica -tuve que decir. 
- ¿Romántica? -soltó una carcajada.- Creo que tenemos ideas muy diferentes de lo que es el romanticismo. 
- Yo también lo creo- repliqué. Sonó más rudo de lo que pretendía.
Permanecimos en silencio durante un par de minutos, quizás más tiempo. Ella miraba hacia delante y yo no podía evitar mirarla de reojo de vez en cuando.
- ¿Sabes por qué no quería que lloviese?
Ella se giró hacia mi.
- Porque me había prometido a mi misma que la próxima vez que lloviese, me suicidaría. 
La miré sin entender muy bien las palabras que acababa de pronunciar.
- ¿No vas a preguntarme por qué me quiero suicidar?
- Nunca te he preguntado tu nombre.
- ¿Acaso eso tiene importancia ahora? Lo pone en mi nota de suicidio.
Y sonrió. Entonces vi a una mujer rota que ocupaba el lugar de aquella niña mayor a la que yo había conocido cuando me mudé a aquél bloque de apartamentos.
- ¿Por qué?
- No tiene importancia. 
Volvió a sonreír. Hubiese preferido verla llorar que sonreír de aquella manera. Dolía.
- ¿Cuántos metros deben de haber de aquí hasta al suelo? -preguntó, mirando hacia abajo.- ¿Crees que son suficientes como para matarse?
Me miró directamente a los ojos.
- ¿Me echarías de menos?
Fue entonces cuando reaccioné. Me puse en pie y me precipité hacia el interior del piso. Marqué el número de la policía y, con el auricular pegado a la oreja, comencé a describir círculos tan anchos como el cable lo permitía alrededor del comedor, arrastrando el teléfono detrás de mi. Cuando una voz respondió al otro lado de la línea, denuncié que una vecina de mi edificio había amenazado con suicidarse lanzándose balcón abajo y di la dirección tartamudeando de tal forma que aún me sorprende que me entendiesen. Cuando colgué, respiré aliviado.
En realidad, no tenía ni idea de lo que uno debía hacer ante una situación así. Me había limitado a imitar lo que había visto en incontables ocasiones en películas. 
No era creyente, pero en ese momento recé para que la policía llegase antes de que mi vecina se lanzase al vacío y tuviese que soportar la visión de su cráneo estampado contra el pavimento.

4 comentarios:

Neus dijo...

oh, j'adore le texte e.e (sí, francés) jajajaja <3 mente suicidas al poder weeee!

Arita dijo...

Suspenso.. cortaste la entrada en lo más interesante :)
Ya quiero saber que sigue.

Anónimo dijo...

dskjafhausfgaus quiero ver maaas! y si es con mis privilegios de siempre de verlo antes en papel que en la pantalla mejoor :3 me encanta. (L)

ANÓNIMO LIDIU AND COMPANY (ratones rebeldes y teklaahoos kkaniis)

Lidia Sillero dijo...

soy un rebelde desde informatica leyendo otra vez esto :3 xDDD